Con una sencillez apabullante, John Williams generó auténtico pánico en 1975.
La música con las notas en el bajo comienza de manera lenta y siniestra para marcarnos el despertar de los instintos de la bestia; el tempo se acelera a medida que la criatura decide cargar hacia su presa, mientras tuba, trompa y un gran acompañamiento de cuerdas se unen en un conjunto violento.
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